El viajero que se dirige por la carretera que sube hacia Canta pasa por pintorescos pueblitos pintados en el paisaje, así como recintos arqueológicos que testifican acerca de nuestro pasado.Quedan atrás las poblaciones de Macas, Yangas, Yaso y Santa Rosa de Quives llegando a Obrajillo y su maravillosa campiña matizada de infinitos tonos de verde. El mismo pueblo de Canta, pequeña ciudad enclavada en un marco inolvidable nos ofrece rincones acogedores, panorámicas y rutas para los infaltables trekkeros amantes del contacto con la naturaleza. Sin embargo estando allí no nos imaginamos el imponente paisaje que nos espera mas adelante, algo diferente al que ya estamos gozando en la quebrada del Chillón. Ahora nos dirigimos a las mismas fuentes originales de sus aguas, allí donde brotan prácticamente del cielo y de la piedra y donde uno puede beberlas sin ningún temor a las impurezas y reconfortarse y recobrar el paso debido al agotamiento que significa caminar a semejante altura.
La puna rigurosa nos da así la bienvenida con su imponente meseta matizada de rojizos y grises tonos pero también de espejos azules que son sus lagunas, ahora fuentes de aprovisionamiento de agua para nosotros, sedientos capitalinos, que en mal pago a la madre naturaleza maltratamos su llegada a nuestras vecindades contaminando los ríos y vertiendo basura en ellos. Sin embargo todo es diferente allá arriba, a 4500 mts de altura y la vida se amolda al sistema y estalla en color y variedad así como en adaptabilidad a las rigurosas condiciones establecidas por la madre naturaleza.
Luego del infaltable soroche del primer día nuestros pulmones empiezan a respirar mejor el escaso pero saludable oxigeno de la atmósfera a esas alturas. Un buen mate de coca, bebida milenaria del Ande, contribuira para que al poco tiempo de nuestra llegada estemos correteando cual si fueramos lugareños. Los imponentes y etéreos nevados de la Cordillera de La Viuda envuelven a los espejos de agua y dan un contraste cromático incomparable confundiéndose en un solo abrazo con el cielo de altura y su intenso azul que por temporadas se torna gris para demostrarnos su enojo y reprocharnos con fuertes precipitaciones el hecho de no cuidar de nuestra madre tierra. Pero este gran volumen de agua recibido del cielo no es inútil, todo lo contrario, aumenta el aforo acuífero de lagunas como Marcapomacocha,Chuchun, Leóncocha, Azulcocha y otras muchas que luego de un largo recorrido saciaran nuestras necesidades y nuestra sed.
Es así el alma de la puna, sórdida y aunque triste nos da lecciones de grandeza y de como aprovechar al máximo los recursos disponibles para el desenvolvimiento de la vida. Aquí somos invitados privilegiados y debemos respetar el entorno y todas sus criaturas, desde la mas humilde manifestación de vida hasta la mas hermosa e impresionante. Desfilaran ante nuestros ojos los impregnados liquenes que en su desarrollo sobre los erosionables peñascos toman formas extrañas y caprichosas. De pronto algo corre entre las rocas y creemos que es un conejo...nada tan comun, es la Vizcacha que sale a aprovechar el fuerte sol de la mañana y recuperar las calorias perdidas durante la gelida noche. No puede perder el ojo vigilante pues un iracundo aguilucho la puede arrebatar de su apacentadero y utilizarla como alimento para sus pichones. No compite este ultimo con el impresionante Condor Andino, enorme ave que buscara su alimento entre los cadaveres de la meseta.
Al llegar a las cercanias de los nacientes rios encontramos gran profusion de vida acuatica...patos, gallaretas, huashuas y yanavicos buscan afanosamente su ustento en el fitoplancton y los pequeños animalillos que pululan en las aguas de los bofedales de altura. Los mamiferos llegan muy temprano aqui a saciar su sed y vuelven a refugiarse en el Ichu de las mesetas de modo que hay que madrugar para observar alguna vicuña o taruca en los abrevaderos. Mas difícil seria aun observar al huidizo Puma o al pequeño Gato pajero; el Zorro andino, mas abundante que estos últimos es mas perceptible llegando fácilmente a las vecindades del hombre en busca de algún alimento que juzgue apetecible.
El hombre del ande, milenariamente adaptado a la vida en estas latitudes sabe sacarle provecho a su entorno y se desenvuelve con sabia experiencia en ese medio sin depredarlo. No obstante las condiciones de vida difíciles allí y la tentación que significa bajar a las cercanas quebradas serranas donde el clima es templado hace que deje la puna y esta se mantenga desolada siempre. Posiblemente ese factor sea aliado para su preservación futura. Pero la puna guarda un tremendo potencial que podría elevar el empobrecido nivel de vida de sus habitantes y esa riqueza la encierran sus pastos que debidamente administrados podrían albergar una inmensa población de camélidos, especialmente vicuñas, productoras de lana y secundariamente de carne, riqueza inconmensurable aun no aprovechada debidamente.
Así es nuestra puna y así es nuestro país, inmensamente maravilloso, país que queremos recorrer de frontera a frontera y detenernos paso a paso por el discurrir de sus pueblos y sus regiones, sus costumbres y su gente.
La puna rigurosa nos da así la bienvenida con su imponente meseta matizada de rojizos y grises tonos pero también de espejos azules que son sus lagunas, ahora fuentes de aprovisionamiento de agua para nosotros, sedientos capitalinos, que en mal pago a la madre naturaleza maltratamos su llegada a nuestras vecindades contaminando los ríos y vertiendo basura en ellos. Sin embargo todo es diferente allá arriba, a 4500 mts de altura y la vida se amolda al sistema y estalla en color y variedad así como en adaptabilidad a las rigurosas condiciones establecidas por la madre naturaleza.
Luego del infaltable soroche del primer día nuestros pulmones empiezan a respirar mejor el escaso pero saludable oxigeno de la atmósfera a esas alturas. Un buen mate de coca, bebida milenaria del Ande, contribuira para que al poco tiempo de nuestra llegada estemos correteando cual si fueramos lugareños. Los imponentes y etéreos nevados de la Cordillera de La Viuda envuelven a los espejos de agua y dan un contraste cromático incomparable confundiéndose en un solo abrazo con el cielo de altura y su intenso azul que por temporadas se torna gris para demostrarnos su enojo y reprocharnos con fuertes precipitaciones el hecho de no cuidar de nuestra madre tierra. Pero este gran volumen de agua recibido del cielo no es inútil, todo lo contrario, aumenta el aforo acuífero de lagunas como Marcapomacocha,Chuchun, Leóncocha, Azulcocha y otras muchas que luego de un largo recorrido saciaran nuestras necesidades y nuestra sed.
Es así el alma de la puna, sórdida y aunque triste nos da lecciones de grandeza y de como aprovechar al máximo los recursos disponibles para el desenvolvimiento de la vida. Aquí somos invitados privilegiados y debemos respetar el entorno y todas sus criaturas, desde la mas humilde manifestación de vida hasta la mas hermosa e impresionante. Desfilaran ante nuestros ojos los impregnados liquenes que en su desarrollo sobre los erosionables peñascos toman formas extrañas y caprichosas. De pronto algo corre entre las rocas y creemos que es un conejo...nada tan comun, es la Vizcacha que sale a aprovechar el fuerte sol de la mañana y recuperar las calorias perdidas durante la gelida noche. No puede perder el ojo vigilante pues un iracundo aguilucho la puede arrebatar de su apacentadero y utilizarla como alimento para sus pichones. No compite este ultimo con el impresionante Condor Andino, enorme ave que buscara su alimento entre los cadaveres de la meseta.
Al llegar a las cercanias de los nacientes rios encontramos gran profusion de vida acuatica...patos, gallaretas, huashuas y yanavicos buscan afanosamente su ustento en el fitoplancton y los pequeños animalillos que pululan en las aguas de los bofedales de altura. Los mamiferos llegan muy temprano aqui a saciar su sed y vuelven a refugiarse en el Ichu de las mesetas de modo que hay que madrugar para observar alguna vicuña o taruca en los abrevaderos. Mas difícil seria aun observar al huidizo Puma o al pequeño Gato pajero; el Zorro andino, mas abundante que estos últimos es mas perceptible llegando fácilmente a las vecindades del hombre en busca de algún alimento que juzgue apetecible.
El hombre del ande, milenariamente adaptado a la vida en estas latitudes sabe sacarle provecho a su entorno y se desenvuelve con sabia experiencia en ese medio sin depredarlo. No obstante las condiciones de vida difíciles allí y la tentación que significa bajar a las cercanas quebradas serranas donde el clima es templado hace que deje la puna y esta se mantenga desolada siempre. Posiblemente ese factor sea aliado para su preservación futura. Pero la puna guarda un tremendo potencial que podría elevar el empobrecido nivel de vida de sus habitantes y esa riqueza la encierran sus pastos que debidamente administrados podrían albergar una inmensa población de camélidos, especialmente vicuñas, productoras de lana y secundariamente de carne, riqueza inconmensurable aun no aprovechada debidamente.
Así es nuestra puna y así es nuestro país, inmensamente maravilloso, país que queremos recorrer de frontera a frontera y detenernos paso a paso por el discurrir de sus pueblos y sus regiones, sus costumbres y su gente.
1 comentario:
Felicitaciones Mario por la iniciativa. Espero que le puedas enseñar ahora a Lucho a hacerla. Saludos de Mapy y míos
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