Excursiones de Mario Lopez

Este es un espacio destinado a la difusion de la caminata o trekking, como una actividad deportiva y como un medio para conocer lugares naturales.

martes, 28 de octubre de 2008

Las Lomas, oasis de vida.

Las brumas propias del invierno costeño repletan toda la costa provenientes del Océano quien en complicidad con las últimas vertientes de la Cordillera de los Andes y las frías aguas de la Corriente de Humbolt realizan el milagro de la vida en un lugar destinado a la ausencia de la misma y la aridez. De pronto vemos como el amarillento tablazo va cambiando de color y de aspecto, el mismo que resulta ahora tan agradable que pensamos que es una ilusión propia de nuestra imaginación y que estamos en medio de un paraíso. No es así, ese milagro lo logra la humedad que peina el terreno y lo moja hasta empaparlo y proveer del liquido elemento a las sedientas raíces y semillas que están allí, en reposo, esperando que el clima de la señal para empezar a crecer y desarrollarse. A partir de mayo vemos los síntomas de ese cambio pues el pálido amarillo del arenal empieza a oscurecerse. Entrando ese mes ya empezamos a ver algunas tímidas plantas que se asoman a la luz. En junio vemos otras , algo parecidas al tallo del maíz, aunque pequeñas. Ya a fines de ese mismo mes esos exóticos tallos estallan en fuerte color con sus espectaculares flores en forma de embudo, son los Amancaes quienes anuncian que el espectáculo de vida y color empezó y ahora nada lo detendrá y seguira hasta fines de Noviembre, tiempo en que empiezan a guardar sus mejores colores para la próxima estación húmeda. No obstante, el colorido por ahora nos permite gozar y continuara cambiando de acuerdo a la altitud del terreno. Por eso la primera loma en aparecer será la de las rojizas calandrinias que colmaran todos los desiertos y tablazos mientras estos estén en una altitud no mayor de 300 mts sobre el nivel del mar. Luego continuaran las malvas y las nicotianas....en seguida el mar de color se tornara amarillo pues las ortigas hacen su espectacular aparición, no solo es color, también es advertencia pues si alguien se atreve a tocarlas se enfrentaran a un intenso escozor producidos por su vellosidad urticante. La vida sigue así su proceso y no solo las especies vegetales ocupan este espacio mágico, también aparecen los animales con su propia diversidad, desde los zorros y vizcachas hasta las aves, pasando por los reptiles y un sinnúmero de invertebrados....arañas, insectos, caracoles y gusanos, todos ocupan un espacio en este nicho ecológico perfecto...un oasis de vida al que denominamos Lomas.












jueves, 23 de octubre de 2008

En las alturas del Chillón

El viajero que se dirige por la carretera que sube hacia Canta pasa por pintorescos pueblitos pintados en el paisaje, así como recintos arqueológicos que testifican acerca de nuestro pasado.Quedan atrás las poblaciones de Macas, Yangas, Yaso y Santa Rosa de Quives llegando a Obrajillo y su maravillosa campiña matizada de infinitos tonos de verde. El mismo pueblo de Canta, pequeña ciudad enclavada en un marco inolvidable nos ofrece rincones acogedores, panorámicas y rutas para los infaltables trekkeros amantes del contacto con la naturaleza. Sin embargo estando allí no nos imaginamos el imponente paisaje que nos espera mas adelante, algo diferente al que ya estamos gozando en la quebrada del Chillón. Ahora nos dirigimos a las mismas fuentes originales de sus aguas, allí donde brotan prácticamente del cielo y de la piedra y donde uno puede beberlas sin ningún temor a las impurezas y reconfortarse y recobrar el paso debido al agotamiento que significa caminar a semejante altura.
La puna rigurosa nos da así la bienvenida con su imponente meseta matizada de rojizos y grises tonos pero también de espejos azules que son sus lagunas, ahora fuentes de aprovisionamiento de agua para nosotros, sedientos capitalinos, que en mal pago a la madre naturaleza maltratamos su llegada a nuestras vecindades contaminando los ríos y vertiendo basura en ellos. Sin embargo todo es diferente allá arriba, a 4500 mts de altura y la vida se amolda al sistema y estalla en color y variedad así como en adaptabilidad a las rigurosas condiciones establecidas por la madre naturaleza.
Luego del infaltable soroche del primer día nuestros pulmones empiezan a respirar mejor el escaso pero saludable oxigeno de la atmósfera a esas alturas. Un buen mate de coca, bebida milenaria del Ande, contribuira para que al poco tiempo de nuestra llegada estemos correteando cual si fueramos lugareños. Los imponentes y etéreos nevados de la Cordillera de La Viuda envuelven a los espejos de agua y dan un contraste cromático incomparable confundiéndose en un solo abrazo con el cielo de altura y su intenso azul que por temporadas se torna gris para demostrarnos su enojo y reprocharnos con fuertes precipitaciones el hecho de no cuidar de nuestra madre tierra. Pero este gran volumen de agua recibido del cielo no es inútil, todo lo contrario, aumenta el aforo acuífero de lagunas como Marcapomacocha,Chuchun, Leóncocha, Azulcocha y otras muchas que luego de un largo recorrido saciaran nuestras necesidades y nuestra sed.
Es así el alma de la puna, sórdida y aunque triste nos da lecciones de grandeza y de como aprovechar al máximo los recursos disponibles para el desenvolvimiento de la vida. Aquí somos invitados privilegiados y debemos respetar el entorno y todas sus criaturas, desde la mas humilde manifestación de vida hasta la mas hermosa e impresionante. Desfilaran ante nuestros ojos los impregnados liquenes que en su desarrollo sobre los erosionables peñascos toman formas extrañas y caprichosas. De pronto algo corre entre las rocas y creemos que es un conejo...nada tan comun, es la Vizcacha que sale a aprovechar el fuerte sol de la mañana y recuperar las calorias perdidas durante la gelida noche. No puede perder el ojo vigilante pues un iracundo aguilucho la puede arrebatar de su apacentadero y utilizarla como alimento para sus pichones. No compite este ultimo con el impresionante Condor Andino, enorme ave que buscara su alimento entre los cadaveres de la meseta.
Al llegar a las cercanias de los nacientes rios encontramos gran profusion de vida acuatica...patos, gallaretas, huashuas y yanavicos buscan afanosamente su ustento en el fitoplancton y los pequeños animalillos que pululan en las aguas de los bofedales de altura. Los mamiferos llegan muy temprano aqui a saciar su sed y vuelven a refugiarse en el Ichu de las mesetas de modo que hay que madrugar para observar alguna vicuña o taruca en los abrevaderos. Mas difícil seria aun observar al huidizo Puma o al pequeño Gato pajero; el Zorro andino, mas abundante que estos últimos es mas perceptible llegando fácilmente a las vecindades del hombre en busca de algún alimento que juzgue apetecible.
El hombre del ande, milenariamente adaptado a la vida en estas latitudes sabe sacarle provecho a su entorno y se desenvuelve con sabia experiencia en ese medio sin depredarlo. No obstante las condiciones de vida difíciles allí y la tentación que significa bajar a las cercanas quebradas serranas donde el clima es templado hace que deje la puna y esta se mantenga desolada siempre. Posiblemente ese factor sea aliado para su preservación futura. Pero la puna guarda un tremendo potencial que podría elevar el empobrecido nivel de vida de sus habitantes y esa riqueza la encierran sus pastos que debidamente administrados podrían albergar una inmensa población de camélidos, especialmente vicuñas, productoras de lana y secundariamente de carne, riqueza inconmensurable aun no aprovechada debidamente.
Así es nuestra puna y así es nuestro país, inmensamente maravilloso, país que queremos recorrer de frontera a frontera y detenernos paso a paso por el discurrir de sus pueblos y sus regiones, sus costumbres y su gente.


































miércoles, 22 de octubre de 2008

El bosque encantado

En las serranías al norte de Lima, precisamente en la Cordillera Raura y cerca del simpático pueblo de Oyón, se encuentra un lugar colmado de belleza y esplendor, un bosque a más de 4000 metros de altitud y que esta conformado por una de las especies más singulares del reino vegetal: el queñual. Efectivamente, esta especie es una maravilla botánica, pues esta adaptado a vivir en las alturas en donde ninguna otra especie arbórea subsiste por las condiciones climática. Este imponente árbol que aquí puede alcanzar algo mas de 10 mts de alto posee singularidades exquisitas para vivir en esos parajes. Su forma retorcida y su ancha copa le permiten captar la humedad proveniente del medio ambiente y de la abundante niebla que por épocas cubre las altitudes andinas. No solo eso, también protegen al tronco del severo viento que por momentos desola la puna. Este tronco puede llegar a tener un diámetro de hasta mas de un metro y medio.
Sus raíces, profundas y expansivas, se introducen en el terreno, con frecuencia de ladera, para aprovechar al máximo las corrientes subterráneas de agua. Sus hojas también presentan adaptaciones, son pequeñas y redondeadas, algo duras y poseen una recubierta cerosa que impide que se evapore el agua acumulada en las mismas a propósito del fuerte sol y la radiación en esas altitudes. Por otro lado tienen una fina vellosidad que las protege del frio gélido de la puna. Sus flores son pequeñas y de tonos amarillos, vivaces y atractivas para los insectos. Además sus pétalos y sépalos son algo duros y rígidos, muy a propósito como para defenderse del viento, la lluvia y el granizo que también puede ser muy fuerte e inesperado en esos parajes. No obstante, lo mas notable de este árbol es su corteza, rojiza y deleznable, a manera de una pasta de hojaldre, la que esta constantemente renovándose y desprendiéndose del árbol. Sin embargo mientras esta en el tronco le sirve a este con la misma utilidad que para nosotros seria una casaca cortaviento, vale decir evitar que las fuertes corrientes heladas lleguen al tronco del árbol. Además, al desprenderse del mismo y caer al suelo alrededor del árbol, la corteza se convierte en musgo y termina convirtiéndose en alimento y abono. Vale decir que el árbol produce sus propios nutrientes en un suelo que por la aridez y las rígidas condiciones climáticas es bastante pobre.
En torno al queñual se desarrolla todo un ecosistema. Entre los árboles del bosque crecen otras especies vegetales como gramíneas, orquideas, bromelias y otras. En las grietas de su corteza se condensa la humedad que hace generar diversos tipos de musgos y hongos que a su vez atraen a diferentes variedades de insectos y otros artrópodos. Estos a su vez son codiciados por un sinnúmero de aves que se alimentan de ellos. Algunas dependen exclusivamente de aquellos para subsistir. Los colibríes polinizan sus flores, mientras las tórtolas anidan entre sus intrincadas ramas. También algunos mamíferos buscan refugio debajo de su retorcida copa, especialmente pequeños roedores que a su vez atraen a algunos depredadores como zorros y zorrinos.Definitivamente el queñual es una especie valiosísima en el ecosistema de las altas quebradas andinas, al pie de los glaciares. Sin embargo, el hombre ha hecho retroceder tanto a este noble árbol que esta en franco proceso de desaparición. Solo quedan algunos bosques relictos en algunos sitios de nuestra cordillera como el Bosque de Yahui, en las alturas de Oyón.


















































lunes, 20 de octubre de 2008

El espiritu de la montaña.

En las alturas del departamento de Lima existe un lugar enigmático y mágico. Allí los espíritus de las montañas se materializaron y tomaron formas diferentes, algunas humanas, otras animales. Tal vez quisieron moldear el mundo que los rodeab a a su manera y luego de caer en tremenda confusión quedaron petrificados como etéreos guardianes de aquellos parajes. Luego llegaron los humanos y habitaron el lugar, este era profuso en vida silvestre y por su elevada posición dominaba los valles cercanos provistos de tierras apropiadas para la agricultura. Los hombres edificaron poblaciones allí logrando dominar el lugar, siempre tutelados por los apus dueños del entorno que petrificados como enormes figuras supervisaban el ir y venir de la humanidad. El sitio alcanzo celebridad y fama y con el tiempo fue conocido como la "CASA DE LA MONTAÑA" o "MARCAHUASI".
Pasaron los años, luego las décadas y los siglos, los hombres evolucionaron en sus sociedades y costumbres y empezaron a abandonar las zonas altas para establecerse en los verdes valles que les ofrecían mas abrigo y calor ante el inclemente clima.Pero aquellos graníticos personajes quedaron allá arriba, entre las cumbres y las nubes vigilando los quehaceres humanos. Hoy por hoy les rendimos veneración a nuestro modo, aun viniendo de sitios mucho más lejanos que las quebradas circundantes ascendemos hasta este extraordinario lugar, ávidos de entrar en comunión con los apus dueños de estas comarcas y llenarnos de energía y espiritualidad. Llegamos aquí a través de un empinado y largo camino que nace desde el río Santa Eulalia y asciende rodeado de flores silvestres y rodales de cactus que desafían a todo aquel imprudente que pretenda resbalarse e hincarse con sus iracundas espinas. Este es el reino de las pequeñas aves que aprovechan las inmensas canteras de piedras para ocultarse del frío y criar a sus polluelos, desde los vivaces colibríes hasta las regordetas perdices que pueblan las laderas circundantes. Y como para corroborar el hecho de la cadena alimenticia encontramos aquí a sus captores, águilas, halcones, lechuzas y otras especies que las persiguen y acorralan hasta atraparlas. No compiten con ellas el cóndor de los andes, que a manera de un gigantesco planeador se impulsa gracias a las corrientes de aire caliente provenientes de aquellas energéticas montañas para alcanzar enormes altitudes y poder así divisar los cadáveres de animales con los que se alimenta. Entre los interminables roquedales encontraremos correteando a la ágil vizcacha que, a manera de conejo de las alturas se adueña de todo recoveco allí presente, especialmente aquellos que alcanzan los primeros rayos solares que les servirán para revigorizarse y calentar sus entumecidos músculos luego de la gélida noche de la puna. Correteando tras ellas el astuto zorro de los andes hará su presencia frente a nuestros ojos. Claro, seis hambrientos cachorros tienen que impulsarlo a hacer lo inimaginable como acercarse a los campamentos y poblaciones humanas y conseguir alimento para sus insaciables cachorros. Las pétreas figuras ubicadas entre pequeñas lagunas estacionales dan un marco único de belleza paisajística convirtiendo este lugar en un bosque de piedras único no solo en Lima sino en todo el Perú. Ahora, en nuestros días, ya son apus petrificados que gozan de nombre propio que les hemos asignado producto de nuestra imaginación y nuestro trajín por la historia humana así como su geografía. Tal es así que encontramos al DOLMEN o PROFETA, vigilando atento al valle del Santa Eulalia. El ALQUIMISTA nos observa con su turbante característico así como la DIOSA EGIPCIA TUERIS. Probablemente llego aquí en un viaje sideral junto con los dos VIAJEROS DEL ESPACIO que la contemplan absortos desde la piedra vecina.
Se dice que antiguamente convergieron aquí seres extraordinarios que convocaron a las deidades y hombres más sabios de toda la tierra, en un tiempo en que los limites nacionales no existían y reinaba un solo pensamiento. Es por eso que, motivados por ese hecho, le erigieron un monumento de piedra que representaría la comunión espiritual de todos los seres humanos y que es la forma ígnea mas famosa de la meseta, el MONUMENTO A LA HUMANIDAD. Se dice que también fueron seres alados de otras galaxias los que vinieron aquí y, maravillados por lo hermoso de nuestro hogar terrestre y sus criaturas plasmaron con sus propias manos aquello que vieron y les deslumbro, aun especies animales como la llama, el león, la tortuga y las focas entre otros. Se dice también que es aquí donde se encuentra el secreto para el bienestar y la salvación humana, en las convergencias visuales del CERRO DE LAS MIRADAS, especie de arca de salvación y panacea para aquellos que dedicaron su vida al estudio de estas enigmáticas piedras. Ahoradecimos que la salvación de la humanidad esta en el mejor conocimiento de nuestro planeta. El utilizar de modo racional nuestros recursos hará que la explotación humana pase a ser solo un recuerdo y el planeta pueda tener la oportunidad de regenerarse allí donde fue devastado. Para nosotros, que recibimos esta magnifica comarca como herencia de nuestros antepasados, el conocer nuestro legado natural e histórico debe ser una obligación y el conservarlo y darlo a conocer una filosofía de vida que iremos aprendiendo a medida que recorramos las sendas y caminos de este espectacular país.











































































































domingo, 19 de octubre de 2008

Paraisos de la Selva Central






La Selva Central del Perú nos ofrece valles de color y abundancia de paisajes hermosos, además de pintorescas poblaciones de gente amable y hospitalaria. El clima es benigno y convierte nuestra estadía en momentos de comodidad y relax, así como de placida contemplación de la naturaleza. El valle del río Chanchamayo, en donde se encuentran las simpáticas ciudades de San Ramón y La Merced es el lugar que nos da la bienvenida al llegar. Existe aquí abundante oferta de hospedajes y servicios turísticos de mediana y buena calidad que no nos hace extrañar las comodidades de la ciudad.La comida es variada y abundante y es punto de inicio para una serie de aventuras por los senderos de la selva alta. Avanzando en el valle pronto nos internamos en las márgenes del río Perene que forma otro extenso y fructífero valle que cuenta con poblaciones de gran actividad económica como Pichanaki y Satipo.
La carretera desde Puente Paucartambo hacia Oxapampa esta recientemente asfaltada, es ancha y segura y va en ascenso puesto que esta ciudad esta a 1800 mts sobre el nivel del mar. Se trata de una población extensa y muy pintoresca, de calles anchas y gente mixturada producto de las colonizaciones alemanas y tirolesas, y mas recientemente de las migraciones provenientes de la serranía de Pasco y Junín. Allí el ganado vacuno abunda y posee comodidades propias de una ciudad pequeña.
La comida es muy deliciosa y abundante y es punto de inicio para otra serie de rutas que nos conducen por paisajes idílicos. Sin duda que los mejores de ellos se encuentran camino hacia el celebre pueblo de Pozuzo.
Este hermoso valle flanqueado por el río que viene de Chontabamba y que allí toma nombre propio fue testigo de la llegada de hombres proveniente de Europa Central, propiamente la zona del Tirol, allá por los 1800s , personas que llegaron a lugares vírgenes y que con coraje y determinación se quedaron en el lugar compartiendo sus vivencias con poblaciones nativas.
Ahora convertido en lugar turístico y protegido dentro de los ámbitos del Parque Nacional Yanachaga
Chemillen, nos ofrece la oportunidad de pasar días de prístina paz y contemplación de la naturaleza sin extrañar algunas comodidades que tenemos en la ciudad. Durante todo el año organizamos excursiones hacia allá, recorridos que nos permiten desconectarnos de la rutina y renovar nuestro espíritu a medida que nos involucramos en los vastos lugares naturales de aquellos valles idílicos.






























Las Queserias de Collana


A la altura del Km.69 de la Carretera Central se encuentra Collana, un singular paraje en la cima de una montaña. Para llegar allí hay que iniciar una caminata entre arroyos, piedras y matorrales, al pie de la carretera y a 2000 mts de altitud. El camino asciende con bastante pendiente y mucho cascajo que lo puede hacer resbaloso, siendo en inicio bastante caluroso y agitado. La cálida quebrada Pumacoto que es el lugar por donde iniciamos la ruta esta refrescada por un torrente de agua que por épocas crece e imposibilita el paso. Antes un badén señalizaba el pie de la quebrada y el inicio de la ruta. Ahora hay un moderno puente de concreto que lleva el nombre del poblado de allá arriba.
A medida que ascendemos hacia la altura vamos dejando atrás el puente, el riachuelo y también el calor, pues empezamos a sentir el refrescante viento y encontramos árboles que proveen de sombra al caminante. Eucaliptos y Molles, Tecomas y Saúcos, así como árboles de Paltos nos invitan a detenernos y descansar. Esos descansos deben de ser breves porque son los momentos en que aparecen los tábanos, esas odiadas moscas que nos mortifican alimentándose y chupándonos la sangre con la consiguiente y dolorosa roncha para los días siguientes. La visión de una capilla pintada de verde nos avisa que ya estamos cerca de Collana. Ya para entonces el cansancio empieza a hacer mella y aunque aun distantes ansiamos estar allá, junto a la capilla y divisando de cerca el pueblito y acabando de ascender. Una vez arriba respiramos profundo la agradable brisa saturada de aromas silvestres, contentos por el esfuerzo desplegado y haber llegado al lugar. Collana es una pequeña población, sin embargo es más grande que el resto de caseríos de esas quebradas, a excepción de Viso. Posee una escuela primaria, una incipiente parroquia, una estancia quesera y algunas poquísimas bodegas, además de un grupo de casas, bastantes de ellas hechas de material noble y otras tantas de adobe y techo de calamina. La gente se dedica a criar vacas y hacer de su leche los ricos quesos. Antaño hacían allí quesos tipo mantecoso o andino, pero cuando se acabaron los insumos y fermentos para prepararlos también se acabo la producción. Sin embargo los quesos blancos se producen aun y siempre vuelan cuando llegan visitantes y hasta se pelean por llevarse un molde de queso a casa.Las terrazas de los cerros que rodean la población están siempre verdes y cultivadas. Los lugareños siembran allí productos para su consumo y también para el mercado chosicano y limeño. Las habas que se cultivan en esas terrazas son especialmente grandes y sabrosas. La gente de Collana es muy amable y servicial con los visitantes.Viven cerca de la carretera y están en comunicacion constante con Chosica y Matucana, además como pocos poblados en esas alturas cuentan con energía eléctrica y hasta una empinada trocha carrozable para llegar con un buen vehículo. Así, luego de haber observado el pueblo, comprar queso y descansar, emprendemos el retorno y ahora tendremos la trocha de bajada, llena de guijarros sueltos que nos obligan a ver bien donde ponemos el pie para evitar resbalarnos. Sin embargo, regresamos contentos por haber pasado un día en contacto con la naturaleza, llenos de energía y reconfortados por haber conocido nuevos amigos que disfrutan y aprecian los lugares naturales...
¡¡¡ Hasta la próxima aventura amigos ¡¡¡